Han pasado ya muchos años desde que hicimos el compromiso de servir a Dios, buscando cumplir con la Gran Comisión que encontramos en Mateo 28:19-20:

“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.”

Hoy, para nosotros, es un verdadero gozo y privilegio compartir contigo esta invitación tan especial: ser testigos de la inauguración de un nuevo templo, un lugar dedicado a la alabanza y la adoración, a la formación espiritual y a la enseñanza bíblica, pero sobre todo, un espacio donde podamos reunirnos con personas como tú, que han creído en el Señor nuestro Dios y que comparten la fe en la salvación de nuestro espíritu por medio de Jesucristo.

Será una reunión hermosa, en la que oraremos juntos para que el Espíritu de Dios respalde esta obra y la convierta en una parte fundamental del Cuerpo de Cristo.

Ojalá podamos contar con tu presencia.

¡Bendiciones para ti y tu familia!